Bienvenido amigo

Como dices: "Que no me vengan con cuentos los que viven del cuento", he decidido venirte solo con cuentitos, y con cuentagotas.



martes, 8 de marzo de 2016

Última vez que

                                                 
         Madrugaste esta mañana; eso sí, tras los dos minutitos de rigor que, como  siempre, acabaron convirtiéndose en quince. Ducha a la carrera y te abrasaste con el café («Otra vez, seré tonta; mañana lo dejo menos rato»). Luego ese cuarto de hora debiste recuperarlo pisando a fondo el acelerador («Nunca más; a pique he estado de salirme en la curva») y carreras de acá para allá («No vuelvo a traer tacones a la oficina, desde hoy zapato plano; llego agotada a casa»). La rutina de papeles y más papeles te suspendió en ese tiempo sin relojes («Se me está pasando la edad de tener hijos, y ahora o nunca; esta noche se lo digo a Juan, si sigue negándose lo planto»), para de nuevo, otra vez en la carretera, conducir más lentamente que a la ida y que el hastío estire tu existencia como chicle («Somos el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, pues yo ya llevo tres fracasos; bien escarmentada, creo») esta tarde luminosa, azul y limpia.

         –Cariño, voy conduciendo; cuando llegue hablamos, pero es la última vez que.     Estruendo. Uno de los zapatos en el arcén, el otro en la calzada. 

3 comentarios:

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  3. Un ritmo ágil con esa segunda persona y una buena reflexión sobre la cantidad de veces que ponemos nuestra vida en juego, no solo físicamente. Un buen sustituto al clásico y aburrido libro de autoayuda.

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